jueves, 10 de junio de 2010

para un hombre muy especial

Llego a su casa, se preparo un café y subió a su habitación. Encendió el ordenador, reviso mails pero no había ninguno de él, entro a su pagina personal y nada, no había rastros de ese hombre por ninguna parte. Cansada de que no respondiera sus mensajes, puso la música muy alta, se acostó, cerro los ojos y allí estaba. Con sus ojos esmeralda y esa sonrisa que la ponía de rodillas. Recordaba con gran detalle la última noche que estuvo con él. Como acariciaba cada milímetro de su cuerpo, como la hacia estremecer el roce de su piel, como sus besos la hacían volar por los aires y caer en picada. No había célula que él no hubiera recorrido ya, parecía hecho a su medida, sus cuerpos se sincronizaban en cada movimiento, parecía que llevaban toda una vida buscándose, deseándose. Poco a poco fue quedándose dormida soñando que lo tenia nuevamente a su lado, que dormía entre sus brazos y que volvía a sentir ese dulce beso en la frente al despertar.

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